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Procura el surrealismo. Ejercicio interior que juega a la expresión.
Este blog en un principio nace como un homenaje a esa generación de brillantes "locos" que, en su tiempo, alumbraron estéticamente a la humanidad y nos dejaron para siempre su aporte multiforme para el alma.

Intenta en tema y técnica seguir la senda, pero más a modo de vitalizante talismán, porque en la práctica... ¡Ay, con las ideas! Jamás surgen del interior sin filtrarse a través de la razón, ese atenazante mecanismo de defensa. Pero, en fin, se escribe por impulso, aunque luego se haga uno a la idea de que el material no ha sido pulido y es espontáneo, selvático, suerte de retorno hacia las esencias. Tal es el surrealismo: arrojo, salto a la selva primigenia, mas utópico sueño..., porque ¿quién hombre civilizado puede desprenderse de su condición plastificada? El acto poético es un intento de recuperación de las naturalezas perdidas, pero aun ella, la poesía, es trabajo de artesania.
(Sea la técnica surrealista una ubre de ordeño para la inspiración y la idea, por un lado, pero por el otro, un camino para el desagüe: quien escribe lo hace como por trabajo de alcantarillero: drenaje) .
Aquí el concepto:
Surrealismo: Puro automatismo psíquico, por medio del cual se intenta expresar, verbalmente o por escrito, o de cualquier otro modo, el proceso real del pensamiento. El dictado del pensamiento, libre de cualquier control de la razón, independiente de preocupaciones morales o estéticas...

jueves, 20 de enero de 2011

Crepusculando

He contemplado ─implacable─ los atardeceres.

Sin más razón que la vida restante que me obliga a ello.

Sin más opción que el “matar o morir” de todo cuerpo que todavía respira.

Sin más solución que la familiarización con la muerte.

Un trabajo vital que apunta a dejarse a sí mismo.

Finalmente.

 

He oído los ruidos pasar.

He visto.

Todos rieron y hasta ríen.

Todos marcharon y van allá, secuestrándose hasta en sus sombras.

Poblando el mundo con sus decorandos,  normales y formales...

Tal es mi paciencia o vida.  Tales son mis ojos, mis sentidos sin cuartel...

Moviendo mi cuerpo pero quedándome.

 

Tasado del mundo exterior, me consumo crepuscularmente.

Mi trabajo es ver, oír, medir..., como un viejo motor consigo mismo.

Domesticándome con las cosas que mueren.

Catando multicoloridos ocasos.

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