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Procura el surrealismo. Ejercicio interior que juega a la expresión.
Este blog en un principio nace como un homenaje a esa generación de brillantes "locos" que, en su tiempo, alumbraron estéticamente a la humanidad y nos dejaron para siempre su aporte multiforme para el alma.

Intenta en tema y técnica seguir la senda, pero más a modo de vitalizante talismán, porque en la práctica... ¡Ay, con las ideas! Jamás surgen del interior sin filtrarse a través de la razón, ese atenazante mecanismo de defensa. Pero, en fin, se escribe por impulso, aunque luego se haga uno a la idea de que el material no ha sido pulido y es espontáneo, selvático, suerte de retorno hacia las esencias. Tal es el surrealismo: arrojo, salto a la selva primigenia, mas utópico sueño..., porque ¿quién hombre civilizado puede desprenderse de su condición plastificada? El acto poético es un intento de recuperación de las naturalezas perdidas, pero aun ella, la poesía, es trabajo de artesania.
(Sea la técnica surrealista una ubre de ordeño para la inspiración y la idea, por un lado, pero por el otro, un camino para el desagüe: quien escribe lo hace como por trabajo de alcantarillero: drenaje) .
Aquí el concepto:
Surrealismo: Puro automatismo psíquico, por medio del cual se intenta expresar, verbalmente o por escrito, o de cualquier otro modo, el proceso real del pensamiento. El dictado del pensamiento, libre de cualquier control de la razón, independiente de preocupaciones morales o estéticas...

martes, 18 de diciembre de 2007

Tarde ocaso tarda

Ya una vez les comenté sobre la tarde. Se me había venido pesada como una tragedia, aunque nadie se había marchado hacia ningún más allá. Sólo se había venido, así nomás con la crueldad del día en su unidad temporal.
No había preparado yo ningún paquete para conjurar soledades ni horas extremas de pesar sudoroso en momentos de furia. No había pensado en tarjetas ni ensayado ninguna miserable sonrisa, mucho menos una pena -¿quién lo hace? Sólo se me iba la tarde y ya, y yo enhebrado en ella, así de desprevenido, como una flecha que de pronto te señala.
Desde entonces, no termina el final ni finaliza el término, y el tiempo se me granea como una llovizna de arena, sin cesar, pero valiendo, pero pesando como piedras.
Como adivinarás, desde entonces, cobarde yo, no me animo abrir las ventanas, queriéndome marchar así, así nomás con la fantasía retenida, intentando amanecer.

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